miércoles, 17 de noviembre de 2010

Prólogo I - Arianne -



- Ariane, hija mía, espero que tengas ya el equipaje preparado ¡Tienes que llegar a tiempo al barco!

- Pero… mamá….

Y una fugaz mirada de sus ojos negros me silenciaría para el resto del trayecto. Señala el taburete rosado de mi tocador, y con ambos labios pegados entre sí, la miro con rencor. No quiero irme a ese lugar frío y lejano, no quiero separarme de París… no quiero.

Ella me acaricia dulcemente la mejilla, acaricia mi pelo rojo y largo; suspira.

- Hay, hija mía, tienes que aprender a hacerte tocados, no puedes llevar siempre el pelo largo, pareces una salvaje harapienta con el pelo suelto.

Yo la sigo mirando, la odiaría si pudiera pero me veo incapaz, aunque me haya vendido como ganado.

Poco a poco el tocado va surgiendo gracias a sus dedos, nudos y nudos de pelo rojo se agolpa en mi cabeza. Yo me pinto los labios, coloco mis pendientes y el collar. Ahora soy una res adornada y maquillada para que su macho la compre. ¿Cómo será él?

Me levanto, y empiezo a vestirme, para cuando he llegado a la parte en la que el corsé queda lejos de mis manos ella sigue mirándome con ternura.

- Ven, ven mi niña, que será el último corsé que pueda atarte tu madre.

Me acerco y para entonces ya he dejado de odiarla, incluso casi he olvidado que me ha vendido. Parece ilusionada; sí… creo que lo está, está muy contenta con el matrimonio tan ventajoso que papá me ha conseguido.

Anoche le lloré a papá y ella lo sabe, los escuché discutir ésta mañana, papá no está muy convencido de dejarme marchar, me acompañará hasta allí y volverá. “Eso será una descortesía por nuestra parte querido, ¿qué va a creer su prometido? ¿Que no nos fiamos de él?”, gritaba con esa voz aguda y estridente que sólo le sale cuando se enfada. “Pero, Eloise, querida, sólo tiene 23 años.” Y ahí quedó todo, como siempre los dos se han salido con la suya jugando a ser mí destino.

Ya está, todo listo para marcharnos, no, no me iré sin despedirme de Carmille. No, no, no, no, mi querida amiga ¿Dónde estás?

- En dos minutos nos marchamos. – es papá, que habla desde el otro lado de la puerta y se marcha, con sus pasos firmes y pesados, a mandar que preparen el carruaje. Los criados se llevan el equipaje, mi habitación se queda vacía. No quiero irme.

Para cuando he llegado a la puerta de casa Camille me espera en la puerta. Ya sé que me despedí de ella ayer, ya sé que hablamos largo y tendido sobre mi marcha, probablemente no volvamos a vernos jamás. Aún la recuerdo, como tantas veces, allí, esperándome, al lado de la puerta, a penas alcanzábamos el metro de altura.

Me sonríe, cómo todos estos años, y yo… Yo quiero echarme a llorar, pero no lo haré. Intento corresponderle la sonrisa y cuando llego a su altura la abrazo fuerte. Me niego a decir nada más, ahora sólo podría quejarme, o autocompadecerme y no haré ninguna de las dos cosas porque no pienso despegar mis labios.

- Ariane, sube al carruaje ¡de inmediato! Llegaremos tarde al barco. – Mamá grita desde dentro del carruaje, papá acaba de subir en él, sólo falto yo.

Le sonrío a Camille, ésta vez sí sale la sonrisa, le doy un beso en la frente y subo de una vez al carruaje que se va alejando poco a poco de todo lo que amo, o he amado alguna vez en mi corta vida.


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A continuación la aparecía de los personajes que aparecen en la historia:

Otso

Otso
(Eicca Toppinen)
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